Andrea Izquierdo vuelve a las librerías con la esperada conclusión de su trilogía más estelar, La chica del Zodiaco. Acompañaremos a su protagonista en la recta final de su experimento, riendo, llorando, frustrándonos y explorando la búsqueda del amor junto a ella.
Una novela fresca, irreverente y llena de magnetismo de la mano de una autora ya consagrada en el género juvenil.
SINOPSIS
El chico géminis es aventurero y competitivo.
El chico cáncer es sentimental y familiar.
El chico leo es extrovertido y cabezota.
El chico virgo es organizado y meticuloso.
ANNA SE ACERCA AL FINAL
Su experimento de salir cada mes con un chico de un signo distinto se acerca a su fin. Después de una mala jugada, deberá recomponerse y seguir adelante para demostrar que el amor no depende del Zodiaco.
ANNA SE ESTÁ ENAMORANDO
Por más que intente engañarse a sí misma, Anna sabe que hay un chico que ha llegado para poner su vida patas arriba. Desea atreverse y dar el paso, pero dejarse llevar por sus sentimientos no es fácil cuando ya lo perdió todo una vez.
ANNA TIENE QUE DECIDIRSE
Ha llegado el momento de tomar una decisión.
¿Se quedará con uno de los chicos del Zodiaco, con otro diferente o seguirá su camino ella sola?
Es el final del experimento. Es el momento de tomar una decisión. Es el momento de encontrar el amor. ¿O no?
CIERRE DE LA TRÍLOGÍA Y UN VIAJE DE (AUTO-)DESCUBRIMIENTO
La tercera y última novela de la trilogía La chica del Zodiaco finaliza su exploración del amor y su búsqueda en el siglo XXI. Con cada sección y signo incorporando un aspecto diferente sobre el que reflexionar, seremos testigos de las conclusiones de Anna a medida que descubre el significado de amar y amarse.
«No es un sentimiento en el que un día te despiertas y te das cuenta de que lo tienes todo claro, ni es un camino de rosas, sino más bien de espinas.»
Y es que emprender un viaje en búsqueda del amor puede resultar, si los astros así lo deciden, en reencontrarse con uno mismo y resaltar lo que verdaderamente importa. Después de todo: «Al final, la importancia que las personas tienen para ti no se mide por cuánto tiempo pasan a tu lado, sino por todo lo que viven contigo. Y, a veces, en doce meses se puede vivir mucho más que en veintiocho años.»
