Los bancos centrales no supieron ver los efectos del crecimiento de la oferta monetaria en la inflación, según un informe de UNIR

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La inflación reciente muestra que los bancos centrales “no supieron -o no quisieron- ver los efectos que finalmente tendría el fuerte crecimiento experimentado por la oferta monetaria, resultado en buena medida de la expansión de sus activos al comprar masivamente deuda pública en especial a partir de la crisis del COVID”.

Esta es una de las principales conclusiones del informe ‘La inflación en el siglo XXI: política monetaria y restricciones institucionales’, que este miércoles ha sido presentado en la sede del Grupo PROEDUCA, en Madrid. El trabajo ha sido elaborado por Francisco Cabrillo, catedrático emérito de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid y profesor eminent senior en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR); y por José María Martínez, máster en Economía y Finanzas por el CEMFI (Banco de España) y analista de la economía internacional.

Ambos han protagonizado un acto para dar a conocer el estudio, acompañados por Ana Arencibia, economista en el Departamento de Análisis Macrofinanciero y Política Monetaria del Banco de España; y por Ramón Febrero, catedrático de Economía Aplicada de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Complutense de Madrid. Los ponentes han intercambiado experiencias y visiones sobre las causas, contexto, impacto y proyecciones de la inflación desde las mencionadas vertientes.

La moderadora del evento ha sido Isabel Díez Vial, vicerrectora de Desarrollo e Impacto Económico y Social de UNIR, quien además es responsable del Centro de Investigación, Transferencia e Innovación (CITEI) en esta institución educativa, y dirige del programa de doctorado en Economía y Empresa de esta misma universidad.

Ella ha dado la bienvenida al encuentro, que ha sido transmitido vía streaming. “El informe que hoy se presenta ofrece un análisis desde una perspectiva académica y rigurosa sobre el tema de la inflación. Incluye una mirada sobre el papel de los bancos centrales y qué papel desempeñan las políticas de ingresos y gastos públicos como factor determinante del tema que nos ocupa. Sin dudas, este trabajo representa un avance o primer paso para entender el fenómeno de la inflación en España, y también a nivel europeo”, ha expresado, antes de agradecer la presencia de los ponentes.

La inflación, un fenómeno monetario

Después han hablado Francisco Cabrillo y José María Martínez, los autores del estudio. Al abordar algunas de las principales conclusiones del trabajo, ambos han aseverado que “aunque el alza de precios pueda tener -temporalmente- causas diversas y modificar los precios relativos, la inflación es un fenómeno monetario”.

“La experiencia de los últimos meses indica con claridad que el problema de la inflación y las estrategias para combatirla no pueden limitares a un análisis de técnicas de política monetaria. Lo que se ha venido a denominar ‘dominancia fiscal’ y ‘dominancia financiera’ condicionan la política de los bancos centrales y hacen más difícil que éstos definan estrategias claras de estabilidad monetaria”, han indicado los expertos al centrarse en uno de los puntos centrales del informe.

También han subrayado que “el marco institucional y político en el que se desenvuelve la actuación de los bancos centrales son factores relevantes para entender sus estrategias. La teoría de la elección pública puede contribuir a explicar lo que ha sucedido en los últimos años con la inflación y los problemas con los que se van a enfrentar los bancos centrales en el futuro para cumplir su objetivo de garantizar la estabilidad monetaria”.

Determinar las futuras reglas de estabilidad fiscal de la UE

Otro de los aspectos del informe que han desglosado se refiere a que “en la Unión Europea la política fiscal sigue siendo competencia nacional”. En este sentido, los autores de la investigación han manifestado que “las restricciones que se establecieron en el Tratado Maastricht para evitar desequilibrios han estado en suspenso durante demasiado tiempo.

Por ello será importante también en el contexto de la política monetaria determinar las futuras reglas de estabilidad fiscal de la Unión Europea. Un modelo de estándares laxos que los estados puedan bordear con facilidad sería una mala solución porque presionaría sobre los balances del BCE, como ya ha ocurrido y haría más difícil a éste cumplir el cometido que sus estatutos le asignan”.

A su turno de palabra, Ramón Febrero ha afirmado que “la realidad indica que la naturaleza de la política monetaria se ha desvirtuado y ha acabado convirtiéndose en una variante de la política fiscal. Este es el punto de partida para comprender un problema como el de la inflación, que genera mucha preocupación en la sociedad”.

Después ha planteado dudas sobre el cumplimiento del supuesto mandato de los Bancos Centrales “que no debería ser otro que la preservación de la estabilidad del nivel general de precios. No es tan difícil de entender lo que ocurre con la inflación. Queda claro que el Banco Central Europeo no ha cumplido con su mandato a la hora de atacar el problema, y es una realidad sustentada por los indicadores que hoy se observan”.

Ana Arencibia, por su parte, ha señalado que hubo cuestiones excepcionales que desencadenaron la inflación. “Tras la pandemia, hubo un aumento de la demanda a consecuencia de la reapertura de la economía, que generó un desequilibrio entre oferta y demanda, generando un incremento de precios. Y la guerra en Ucrania también fue el otro factor a tener en cuenta. El BCE tomó medidas, pero pensó que esos fenómenos eran más temporales o acotados en el tiempo. Pero cuando se dio cuenta, a finales del 2021 de que esto se prolongaría, puso fin al estímulo monetario que había impulsado durante la pandemia y comenzó una senda de subidas de los tipos de interés, la mayor de la historia del euro”.

“La prioridad del BCE ahora es devolver la inflación a su objetivo. Los agentes económicos esperan que la inflación vuelva a situarse en torno del 2% en 2026. Creo que la confianza en el banco central europeo no se ha perdido”, ha concluido.

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