Filmin estrena el próximo jueves 29 de junio, en exclusiva en España, la película «Eternal Spring», representante de Canadá en la última edición de los Oscar. Se trata de un documental de animación que cuenta con la figura del ilustrador de cómics Daxiong («Liga de la Justicia», «Star Wars»), quien participó en 2002 en el sonado secuestro de la televisión estatal china por parte de los seguidores de Falun Long, práctica espiritual prohibida por el gobierno desde 1999. Su testimonio y sus dibujos sirven de punta de lanza de una película, dirigida por Jason Loftus, que retrata la persecución de movimientos religiosos en China, los abusos contra los derechos humanos, la manipulación de los medios de comunicación, la ausencia de libertad de expresión en el país, y los mecanismos represivos a los que son sometidos aquellos que se atreven a llevarle la contraria al régimen.
El director y Daxiong se conocieron a raíz de su colaboración en el videojuego «Shuyan saga». Fue entonces cuando Jason Loftus conoció la historia de Daxiong, quien tuvo que abandonar su ciudad natal, Changchun, tras participar en el secuestro sin precedentes de la televisión estatal china. Pero Loftus ya había oído hablar antes de Falun Long: «Mi interés por la filosofía oriental y la meditación me llevaron a conocerlo en 1998. Por aquel entonces, los ejercicios lentos de Falun Long se practicaban libremente en los parques chinos, y sus adeptos se contaban por decenas de millones», recuerda: «Las autoridades lo prohibieron un año después, iniciando una extensa campaña mediática para vilipendiar su práctica. Los que persistieron fueron sometidos a detención, tortura o abuso».
La película mezcla entrevistas, imágenes de archivo y animación. Es el propio Daxiong quien ilustra sus recuerdos, que cobran vida en la pantalla. «En ‘Eternal Spring’ utilizamos la animación no solo como dispositivo para la recreación, sino como un medio para explorar el viaje interior de un artista que sufrió torturas y para quien el proceso de creación de estas imágenes suponía una especie de catársis», explica Loftus. El director defiende la pertinencia de su película, que explora el modo en que algunas manifestaciones religiosas son brutalmente perseguidas en China (como ocurre actualmente con millones de musulmanes uigures en el noroeste del país), y los mecanismos de manipulación y ocultación de la verdad por parte de los medios estatales. «A día de hoy los crímenes contra los practicantes de Falun Long siguen a la orden del día, pero en China la censura es brutal, y en el exterior, los pocos que han oído hablar de ello lo consideran un problema del pasado», concluye el director.
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