El proyecto AH2ORA (Análisis mediante la Huella Hídrica para la Optimización del Riego Agrícola) arrancó en junio con el objetivo de estudiar la aplicación del cálculo de la huella hídrica para la gestión eficiente y sostenible del agua en el sector agrícola. Durante este proyecto de investigación industrial, que se prolongará durante un año, se estudiará la reducción del consumo de agua mediante la implementación de una herramienta que sea capaz de identificar y cuantificar los despilfarros de agua en el proceso productivo del sector agrícola.
El proyecto está cofinanciado a través de la línea de ayudas de apoyo a las AEI del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo (MINCOTUR) y coordinado por el Clúster GAIA. Colaboran en el mismo las empresas Devol y AQUADAT, el centro tecnológico Fundación Tecnova y el clúster de industrias de medio ambiente de Euskadi ACLIMA. Se trata de entidades relacionadas con el ámbito de la sostenibilidad y la digitalización que trabajan, esencialmente, para sectores industriales.
Según informan las organizaciones participantes, el proyecto «plantea la oportunidad de aplicar los conocimientos del cálculo de la huella hídrica al sector que más agua consume en el país, con el objetivo de cuantificar detalladamente el consumo y, de esta manera, poder optimizar los consumos de raíz mediante datos objetivos». Como resultado final del proyecto, avanzan, se espera determinar estrategias basadas en datos para la reducción de consumo de agua en el sector agrícola.
Los primeros avances realizados en el marco del proyecto se presentaron el 29 de noviembre, miércoles, en el evento 3º BASQUE GREENTECH, Foro de Innovación y Transferencia Tecnológica Ambiental, que organizó ACLIMA. Lander Berrueta, responsable de proyectos de I+D del Clúster GAIA, explicará en su intervención la importancia del proyecto y el impacto esperado.
Las organizaciones participantes subrayan la importancia de la sostenibilidad y la necesidad de la reducción del consumo de agua mediante un uso eficiente. La huella hídrica está alineada con las estrategias de implementación y cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el año 2030, específicamente en el objetivo 6 de agua limpia y saneamiento, y de manera transversal con los demás objetivos, especialmente el 3 (salud y bienestar) y el 12 (producción y consumo sustentable). También está alineada con los últimos informes globales de riesgo del Foro Económico Mundial que sitúan la crisis del agua entre los tres principales riesgos que mayor impacto podrían causar sobre los sistemas y países en la próxima década.