Los niños españoles disfrutan de un parón veraniego de diez semanas, dos meses y medio, un tiempo más largo que muchos países europeos y en línea con los países del Norte de África. En la orilla norte del Mediterráneo, Grecia tiene una semana más que España, Italia, una menos y Francia, dos menos. Reino Unido y Alemania sí que optan por acortarlas a seis semanas y reparten otras a lo largo del curso. Son unas vacaciones que se han mantenido parecidas en duración a lo largo de las últimas décadas pese a la evidencia científica de que, durante estas vacaciones, se producen pérdidas de aprendizaje que acentúan luego las posibilidades de sufrir fracaso escolar.
El equipo de visualización de datos de Smartick ha elaborado un mapamundi en el que se pueden apreciar por colores las distintas duraciones de estas vacaciones de verano. En América, son varios los países que tienen unas vacaciones similares en duración a España (Venezuela, Colombia, Perú y EEUU) pero ninguno tiene más y México tiene seis. Para EEUU se ha hecho una media porque hay diferencias entre estados.
En Europa, al tener en muchos países vacaciones durante más de dos meses, que no coinciden con los permisos de las familias, los padres acuden a ayuntamientos, colegios y a empresas que ofrecen campamentos y distintas experiencias educativas. Justo esto es lo que han medido ya varios artículos académicos: cómo afecta el parón escolar veraniego a los niños dependiendo de que hagan o no alguna actividad intelectual. Los académicos que se han adentrado en este estudio sobre el desaprendizaje en verano advierten de que las diferencias en rendimiento escolar son acumulativas entre los que lo hacen y no y se agrandan año a año. De ahí que gobiernos como el andaluz decidieran, por ejemplo, reforzar a los alumnos voluntarios que quisieran con programas especiales para recuperar conocimiento en matemáticas y lengua en el mes de julio.
Aunque no hay una correlación siempre clara entre temperatura y la duración de las vacaciones escolares, sí existe como explicación para que las de Oriente Medio sean las más largas del planeta, con 13 semanas en Irán y Afganistán y 12 en Arabia o en Irak. Curiosamente, en China y en India, que aportan gran parte de la población escolar del mundo ahora mismo, las vacaciones se reducen a seis semanas.
Smartick lleva ofreciendo diez años la posibilidad de hacer ejercicios diarios de matemáticas en sesiones personalizadas de 15 minutos gracias a la inteligencia artificial. Más de 10.000 familias confían también durante las vacaciones en una metodología muy contrastada (se unen a los 30.000 alumnos que lo siguen durante el curso), con un equipo de cien personas detrás, para garantizar que sus hijos lleguen al colegio en septiembre en buena forma mental y con los hábitos afianzados, aunque hayan podido descansar.
Desaprendizaje en verano
El fenómeno que se produce en verano, encuadrado dentro del concepto «achievement gap», genera una pérdida de conocimientos que continúa durante el curso escolar y vuelve a incrementarse el siguiente verano. Esta pérdida se empieza a producir en los cursos de Educación Primaria y es acumulativa e irrecuperable, sobre todo en la Educación Secundaria, si no se ponen medios. Más de la mitad del desfase curricular de los alumnos de Primaria es debido a la práctica o no de conocimientos en verano, según se afirma en un estudio de la Universidad Johns Hopkins, desarrollado por los sociólogos Kart Alexandre y Doris Entwisle.
Muchos padres no son conscientes de las repercusiones que tiene este desaprendizaje en los resultados académicos de los niños. Equivale a perder un mes de aprendizaje –sobre todo en matemáticas y ortografía, como afirma el profesor de Psicología y Neurociencia de la Universidad de Duke, Harris Cooper.
“Diez semanas, como las vacaciones que tenemos en España, es tiempo suficiente para que los niños descansen, pero, a la vez, tengan un rato todos los días para practicar matemáticas y lectura, que son las dos competencias clave en primaria y que evitarán su fracaso escolar”, explica Javier Arroyo, cofundador de Smartick. “Con nosotros, además, los padres se garantizan que los ejercicios se corrigen de manera automática y que el método se ajusta al nivel preciso para sus hijos. Además, lo hacemos de tal manera, con la gamificación justa, para que las sesiones resulten motivadoras para los alumnos, aunque no dejan de ser matemáticas”. “Smartick lanzó hace unos meses su equipo de visualización de datos, encargado de hacer infografías y mapas visuales con los asuntos más candentes en educación en el mundo. En la actualidad, hay una cantidad enorme de datos que, sin embargo, es difícil de visualizar, de ahí que nos propusiéramos ayudar a los debates más informados con nuestros mapas, como este de la duración de las vacaciones escolares”, afirma Arroyo.