La autora Petra Dindinger regresa al panorama literario con Las ciudades de Irma (editorial Tregolam), posiblemente la obra más personal que ha escrito hasta el momento, puesto que en ella novela la vida de su madre Irma Biermann desde su infancia hasta su juventud tardía.
«Hasta mi propia madurez no me planteaba ni me atrevía a contar su historia. Fue a través de la visita de su prima Silvia a España y tras haber ganado el premio Ciudad de Irún. Silvia me contó muchas facetas de mi madre Irmgard, nombre que cambié a Irma. Más que nada porque en España no se pronuncia bien «Irmgard» y me empeñé en seguir escribiendo en castellano. Amo este idioma. Me fue tan bien con mi primera novela que ya no dudaba. El castellano era y sigue siendo un reto, pero ya se sabe, el amor puede con todo».
La historia se ambienta en la Alemania de los años 20 hasta principios de los 40 y comienza en Sajonia, donde Irma vive junto a su familia, de origen humilde. Desde muy pequeña se da cuenta de lo importante que son los estudios para poder prosperar y labrarse un futuro lejos de la pobreza. Por este motivo, y con el apoyo de su abuela, decide marcharse a Chemnitz y empezar a trabajar para una familia de clase acomodada. Las vivencias en esa ciudad llevarán a Irma a recorrer muchas otras, en las que conoce a muchas personas con las que irá aprendiendo cómo hacer frente al mundo. Un mundo que vive bajo la amenaza de la privación de la libertad con la subida de Hitler al poder.
Con este título tan sencillo pero evocador, Petra Dindingar habla sin tabúes sobre las realidades de una época muy oscura para el país y el mundo en general en la que tuvo que vivir su madre y da voz a esta última para descubrir a una mujer valiente y adelantada a su época que se hizo un hueco en la sociedad patriarcal e intentó amoldarse a los estándares sociales sin perder nunca sus objetivos de vista.
«Meterme en la piel de mi madre no me fue exageradamente difícil, aunque estoy hecha de otra pasta. Me ofendía que sus allegados la vieran como débil, por obedecer a su marido, por su asma, por no haberse divorciado de Erich. Motivo de más para defender su espíritu, su valor, sus ansias de superación intelectual. Donde otros la vieron débil, yo la percibía fuerte y valiente. No sé si le traspasé mi fuerza… mis ganas de vivir».
La autora presenta un estilo sencillo para hablar sobre una realidad cruda de manera directa, pero también tierna y emocionante en la que no solo se reflejan las dificultades de las mujeres en una sociedad bajo el yugo de la ideología nacionalsocialista o el miedo de la población que estaba en contra de ella, sino también la historia de una mujer hija, hermana, amiga, esposa y futura madre con la que los lectores empatizarán y en la que verán en ella a algunos de los referentes de su entorno personal.
Este libro es un homenaje a las precursoras del feminismo de esa época, a los vínculos familiares que siguen arraigados con el paso de los años y a todas aquellas personas que, como Irma, han sido el cambio en la vida de alguien.
«Hay mujeres que merecen no solo un homenaje, sino un reconocimiento en la lucha por la libertad, por la defensa de derechos humanos. Las que se mojaron y persiguieron un ideal en un mundo de hombres, como Theodora. Toda mi admiración hacia ellas. Hoy día, aquel mundo femenino tan restringido casi es inimaginable, si no nos vamos a otras latitudes fuera de Europa».
Sin duda, una novela ideal para todas aquellas personas que estén buscando su lugar en el mundo.
Las ciudades de Irma ya está disponible en las librerías.